Si está pasando por una situación difícil
1. Es
posible que quiera estar solo, no pedir ayuda ni comentarle a nadie sobre sus
sentimientos. Sin embargo, trate de reunirse con otras personas, con algún buen
amigo o familiar. Coméntele lo que siente o piensa y traten de buscar juntos
ayuda profesional. Recuerde que puede comunicarse de forma gratuita a las
líneas de atención disponibles. En Antioquia está, por ejemplo, Salud para el Alma.
2. Tenga
en cuenta que los sentimientos de tristeza, abatimiento y desesperanza pueden
distorsionar su percepción sobre las situaciones, razón por la cual pueden impedirle que tome
buenas decisiones. La clave está en que recuerde que hay
soluciones y alternativas a los problemas. Si piensa en el suicidio, no crea
que se trata de debilidad. “Una idea suicida es consecuencia de una
enfermedad”, “para las cuales hay tratamiento, por eso es
importante consultar”.
3. Manténgase
alejado de los objetos con los que podría hacerse daño. Procure mantener su
casa libre de elementos peligrosos como armas de fuego, navajas o similares que
pueda usar para lastimarse durante una crisis. Así mismo, tenga presente que
durante este tipo de eventos emocionales los sentimientos pueden ser tan abrumadores que nublan el
criterio y llevan a creer a la persona que no hay otras
opciones cuando sí las hay.
4. Evite
consumir alcohol o drogas psicoactivas. Este tipo de sustancias, en lugar de
mejorar los sentimientos negativos, pueden potenciarlos y desencadenar ideas
suicidas. Opte mejor por escribir sobre sus pensamientos y sensaciones. ¿Cómo se siente? ¿Cuáles son
las cosas que valora y aprecia de su vida? No importa si en ese
momento le parecen insignificantes. Anótelas. También puede recurrir al dibujo,
la música, el tejido.
Si acompaña a alguien en una
situación difícil
1. No dé
consejos. Es usual creer que como uno mismo soluciona los problemas, también
podrán solucionarlos los demás. Sin embargo, “creer esto puede hacer mucho
daño”, enfatiza Toro, “hay que evitar a toda costa frases como ‘usted no tiene
nada’, ‘ponga de su parte’, ‘haga ejercicio’, ‘la vida es muy bonita’”. Lo que
a usted le sirve no necesariamente le servirá a la otra persona, al contrario,
puede desencadenarle sentimientos de frustración e incomprensión.
2. Procure
crear espacios protectores. Hable sin reparos sobre el tema, fomente la
cercanía y la conversación con los otros, de manera que pueda detectar cuando
hay dificultades difíciles de sobrellevar. Piense en colectivo y pregunte de
forma genuina “cómo está”, “cómo se siente”. Interésese por el día a día de la
otra persona (tanto por lo positivo como por lo negativo), escuche bien y
ofrezca su ayuda sin llegar a aconsejar.
3. Identifique cambios prolongados en el
comportamiento de la otra persona. Modificaciones en las
rutinas (come o duerme menos, por ejemplo, o baja su rendimiento laboral o
académico) pueden ser un signo de alerta. De acuerdo con Jaramillo, el 80 % las
personas dan señales de su deseo de morir, “venden objetos, regalan cosas,
dejan de hacer actividades placenteras, se aíslan, incluso de los ambientes que
les generan protección”.
4. Acompañe
a la persona los servicios de medicina especializada. Ofrézcase para pedir una
cita o transportar al lugar. No crea que usted y la persona podrán dar solución
absoluta y efectiva a los problemas. Recuerde que se trata de enfermedades que deben ser diagnosticadas y
tratadas por un profesional. Usted mismo puede llamar a la EPS
o a las líneas telefónicas disponibles para solicitar asesoría.
Texto tomado de El Colombiano